En esta ocasión me propongo reseñar dos libros en un solo espacio, esto debido a que ambos textos se encuentran, quizás, estrechamente relacionados. La narración de Arthur Gordon Pym, de Edgar Allan Poe (único texto largo de su autoría), fue publicada en 1837 y, posteriormente, en 1936, fue publicada En las montañas de la locura, esta última con referencias expresas a la primera.
Sobre “La
narración de Arthur Gordon Pym”:
Me
encantaría cubrir toda la historia, pero es que no me encuentro siquiera en la
capacidad de hacer los spoilers suficientes porque… simple y sencillamente, la
historia estuvo lejísimos de cautivarme. Estuve esperando y esperando y
esperando continuamente a que pasaran cosas peores (sí, tal vez la culpa es
mía, solamente). Yo divido el libro en dos partes:
🚢La tragedia en el barco: y perdón por lo minimalista o
básico que pueda sonar el uso del término “barco” en comparación con toda la
precisión en la descripción y el manejo de los términos de navegación que usa
Poe, y que lo hace de manera impecable (de hecho, siempre he tenido mis
reservas con las historias sobre navegación porque, a pesar de que he leído
varias y conozco algo de terminología más arriba del promedio, me sigue
resultando difícil y se me dificulta graficármelo en el cerebro).
En este
primer momento de la historia, el protagonista se introduce en secreto en una
embarcación, custodiado por un gran amigo suyo, ambos en busca de aventuras por
una “indefinida pasión” que sienten por la vida en el mar. Todo sale
terriblemente mal y este pobre hombre sufre lo indecible, llegando incluso a
estar al borde de la muerte por inanición y el subsiguiente trastorno por la
insalubridad extrema del espacio en el que se encontraba enclaustrado.
Su amigo
logra salvarle y, entre tanto, tienen que enfrentarse a más desgracias cuando,
a pesar de que toman el control del barco, padecen las inclemencias del clima
y, quedando sólo cuatro marineros, tratan de salvar sus vidas, nuevamente, en
medio de una situación deplorable de la que sólo se salvaron dos, el marinero Peter
y nuestro protagonista, Arthur Gordon.
🌊El viaje a la Antártida: otra embarcación encuentra y
rescata a los dos supervivientes, admitiéndolos dentro de su tripulación. De un
modo u otro terminan navegando en dirección a la Antártida. Dan con una isla
desconocida y allí encuentran a una tribu de aborígenes que, aparentemente, les
desprecian por ser blancos. De todos modos, a pesar de las dificultades para la
comunicación, tratan de entablar relaciones amables para obtener el mayor
provecho posible de los productos comerciables que pudiesen hallarse en la
zona.
A pesar de
que Gordon siempre desconfió de ellos, esto no tuvo ningún tipo de repercusión
y, finalmente, los aborígenes les tendieron una trampa y, otra vez, sobrevivió
junto con Peter luego de una especie de derrumbe-emboscada previamente planeado
por los isleños.
Si bien la descripción
del lugar es supremamente curiosa (de los fenómenos geográficos y atmosféricos,
cambios de temperatura, la fluidez y tonalidad del agua, las criaturas que
rondaban la isla, etc.) y todas las especificaciones que se hacen son muy
llamativas, tengo la impresión de que, la mayoría de cosas, simplemente, se
quedaron allí, lo cual también contribuyó a mi desazón. Lo único que quedó,
entonces, fue el intento de escape de los dos sobrevivientes mientras eran
perseguidos y que, luego de escapar, ooootra vez, en esta nueva embarcación,
regresaron a una temporada de miseria, angustia y desolación de la que Gordon
no logró escapar, al haber vislumbrado la figura de la criatura que,
aparentemente, era el “tekeli-li” a la que tanto temor le tenían los habitantes
de la isla, tanto que les espantaba solamente la vista del color blanco.
En resumen,
el libro es un manojo de angustia y de ansiedad (no puedo demeritar el trabajo
de Poe para crear este tipo de ambientes, que es sencillamente espectacular y
logra crearle a uno un montón de nudos en la garganta) que pasa de un lado a
otro entre las olas del mar. Siempre es un ciclo de cosas malas que desembocan
en cosas peores y amenazan con enloquecer a Gordon, y que, finalmente ceden,
para luego dar paso a otro círculo peor. Los momentos de sosiego son escasos y
se ven interrumpidos justo por el espíritu aventurero de los personajes, que es
lo que, finalmente, los lleva a realizar los descubrimientos que lograron.
Sobre “En
las montañas de la locura”:
Narra la
historia de una excursión a la Antártida realizada por un grupo de expertos en
geología y otras materias. El grupo se divide en dos y, el primero de ellos se
encuentra con una cadena montañosa bastante imponente que, en sus cercanías,
tiene algunas construcciones ancestrales que llaman la atención del equipo, el
cual encuentra también algunos fósiles de criaturas que nunca antes se habían
visto. Transmiten sus hallazgos al equipo que no se trasladó (afortunadamente,
en esta historia ya se contaba con aviones y otras herramientas que facilitaban
las tareas).
El grupo
descubridor deja de comunicarse, motivo por el cual dos de los personajes del
otro grupo, esto es, el protagonista, quien dirigía el grupo, y su compañero
Danforth, emprenden el vuelo al lugar señalado. Oh, claro, y hay que tener en
cuenta que muchos de los personajes involucrados en la expedición conocían el
contenido del Necronomicón (¿casualidad?) y, por tanto, tenían conocimiento de
algunas de las criaturas e historias narradas en dicho libro.
The shoggot - Imagen en reddit de WFPP77
En medio
del recorrido empiezan a encontrar algunas muestras poco agradables y cadáveres
frescos que daban noticia de que ciertos monstruos estaban cerca. Se
encontraron también con unos especímenes similares a los pingüinos (que fueron
reseñados ampliamente en un capítulo de La narración de Arthur Gordon Pym), que
habían sido atacados por la criatura sangrienta en cuestión, la cual,
aparentemente, emitía un chillido que podría imitarse con la palabra “tekeli-li”,
recordándoles de nuevo lo escrito en La
narración de Arthur Gordon Pym (que era un libro también conocido por los
personajes).
En su
recorrido, finalmente, se encontraron con una de estas horrorosas criaturas
formadas de baba, de color, olor y apariencia tremendamente desagradables
llamadas Shoggots, que se habían referido anteriormente, quedando plenamente
confirmado que, en efecto, estas creaciones de los Seres Ancianos habían
acabado con toda su civilización y, a partir de entonces, seguían habitando, de
algún modo, esta zona del planeta tierra.
Lograron
escapar, prometiendo revelar apenas lo necesario para que ningún grupo se
volviera a aventurar en el viaje que ellos habían emprendido, aunque el pobre
Danforth quedó seriamente perturbado después de dicha visita, oportunidad en la
que se enlazan algunos de los elementos de la basta mitología del autor:
“En raras ocasiones ha susurrado cosas absurdas
e inconexas sobre «la sima negra», el «borde tallado», «los proto-Shoggoths»,
«las moles sin ventanas y con cinco dimensiones», «el cilindro sin nombre», «el
faro antiguo», «Yog-Sothoth», «la gelatina blanca primordial», «el color
llegado del espacio», «las alas», «los ojos en la oscuridad», «la escalera a la
Luna», «lo original, lo eterno, lo que no muere» y otras ideas no menos
extrañas, pero cuando consigue dominarse, lo niega y lo atribuye a las curiosas
y macabras lecturas de años anteriores. De hecho, se sabe que Danforth es de
los pocos que se han atrevido a leer hasta el final el ejemplar roído por los gusanos
del Necronomicón que se conserva bajo llave en la biblioteca de la facultad”.
¿Opiniones finales? 👀
En general,
me agradó bastante ver el uso que dio Lovecraft al material que dejó Poe en
este caso. Es emocionante reconocer las referencias del “tekeli-li” y figurarse
un poco el final de La narración de Arthur
Gordon Pym en este sentido.
Creo que
ambas lecturas son muy pertinentes para quienes disfruten de temáticas de
viajes, aventuras, descubrimientos y ficciones en relación con estos temas. Incluso,
para quienes sean lectores de Lovecraft, considero que en este texto hay
precisiones muy importantes para entender su mitología. Para mí no fue tan
emocionante, pero tiene cosas que son “obligatorias” para quien sea fiel
seguidor.
Sí, sí, yo
sé que mi sangre ya debe ser 90% drama, pero sé que todavía disfruto
enormemente del horror y la ciencia ficción. Sin embargo, a pesar de conocer
previamente a ambos autores y tenerlos como muy buenas referencias dentro del
género, no lograron atraparme realmente en esta ocasión. En La narración de Arthur Gordon Pym
esperaba encontrar, al final, algo más revelador, o al menos que la tribu
aborigen fuera de caníbales o algo por el estilo (¿esperaba mal?), pero no hubo
nada de eso. En cuanto a En las montañas
de la locura, tampoco me resultó particularmente apasionante, al menos en
términos generales (considero que pudo haber sido, mejor, un cuento).
En todo
caso, me encuentro más que agradecida con mi compañero de lecturas por su
entusiasmo con la temática, que fue lo que me decidió, finalmente, para
construir esta reseña 💟
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