No soy muy dada a la lectura de escritos de
carácter autobiográfico, pero este libro me ha hecho querer acercarme
nuevamente a ellos. Yo, de la obra de Sabato, sólo me había atrevido a
acercarme a El túnel, y, por cosas de la vida, no se me había dado la
oportunidad de volverle a leer hasta que, por recomendación de un estimadísimo
amigo (y, de muy buen criterio literario, lo cual puedo ya certificar), di con
esta preciosidad.
Añado, además, que llené el texto de banderitas
porque había cantidad de cosas súper inspiradoras para mi gusto, así como
parrafillos que, realmente, merece la pena repasar varias veces, y con toda la
atención posible.
Este libro, que es un conjunto de reflexiones que no sigue una cronología lineal, tiene un montón de cosas llamativas, ya que son chispitas de recuerdos e inspiraciones que brotaron del autor a sus 86 años, haciendo ya una pequeña retroalimentación de las impresiones de su vida. La primera cosilla que quiero resaltar es que, si bien es un libro escrito en medio del ánimo nostálgico que denota ese ocaso de la vida humana, es un llamado a la juventud para que continúe en la resistencia; en esa que se puede llamar, de alguna manera, la búsqueda de un absoluto, a pesar del trajín con el que cargan las nuevas generaciones debido a todos los influjos que se han ido generando con la historia y todo lo que esta conlleva (a nivel político y económico, principalmente).
Aparte tomado de... alguna página del libro. |
Además de ser notoria su sensibilidad hacia la
niñez y hacia la juventud, hace múltiples referencias también a la lucha y a la
resistencia, contando al lector algunas situaciones en relación con sus
inclinaciones políticas y la militancia. No deja de lado (pues se encarga de
hacer notar lo estrechamente relacionado que está) el amor que nos liga con
este mundo y sus seres para que cada acto sea auténtico, y, a su vez, lo
expresa también mediante variadas anécdotas que relacionan a sus padres, a Matilde,
a sus hijos, a sus amigos y benefactores, e incluso señala las luces y el ánimo
que recibió por parte de varios escritores que también me son bien preciados (y
que no pensé que tuvieran relación alguna con él).
Hace también muchas referencias en cuanto a sus
conocimientos científicos (pues, de base, él era físico) artísticos,
filosóficos y literarios, que dotan a esas reflexiones de buen grado de
elegancia y una profundidad. Admito que se me iluminaron los ojitos y el
corazón en algunos capítulos en los que hablaba sobre el oficio de escribir. Foto ilustrativa de la nota "Borges y Sabato juntos por primera vez",
publicada en la portada de la revista Gente, nº 499
Es hermoso. Es inspirador. Me sentí sumamente
conmovida con su lectura y, definitivamente, declaro que es de esos libros que
es bueno releer en varias etapas de la vida (bueno, siempre y cuando se sienta
empatía con el autor y los trocitos de su historia que se permite compartirnos).
© K. Sánchez (08/03/22)
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