El gran Gatbsy era uno de esos libros que tenía en mi lista de pendientes hace muchos años. Al terminar la lectura, después de ese limbo en el que uno queda después de leer ciertos libros, sólo pude recriminarme el hecho de no haberlo leído antes.
Se trata de
una novela que gira en torno a los contrastes: entre los personajes, entre las
clases sociales, entre las zonas geográficas, entre los comportamientos, las
maneras de pensar, los propósitos de vida, la fragilidad de los vínculos, etc.
Así, es muy notorio como los personajes se encuentran muy bien marcados y
delimitados, partiendo, en mi opinión, desde su clase social.
Se
distingue perfectamente la dificultad imperante en relación con el racismo en
los Estados Unidos de inicios/mediados del siglo XX, haciéndose referencia en
algún aparte a cierta hipótesis extraña al respecto. Es manifiesto también el
modo en que se ilustra con suficiencia el machismo y los roles de género, así
que es muy fácil encontrar una cantidad de estereotipos a lo largo de la
historia, como lo analizaré más adelante. Importante tampoco dejar fuera del
análisis el contexto económico general, en el cual se marcaba ya la depresión del
29 y la relevancia de fenómenos como el contrabandismo.
Encontré en
esta novela un hilo muy marcado por el individualismo y la ideación
materialista de sus personajes en general. Quedé impregnada de la sensación de
que todos estaban avocados a vivir vidas muy ligeras, recayendo en la base de
que el dinero y las posesiones materiales pueden satisfacer cualquier
existencia burda y vacía, sin ningún sentido de responsabilidad o verdadera
empatía hacia los demás. Del único personaje del que se podría hacer un análisis
medianamente distinto sería del narrador, que es de quien se escuchan algunas
reflexiones, pero que pasa a ser simplemente el vehículo para contar la
historia de nuestros personajes principales. De todo este contexto se espera
entonces, fácilmente, que se desprenda mucha posesividad y violencia en las
relaciones que se establecen.
👀 Resumen cortito de la historia:
Nick
Carraway, narrador, sobre los años 20, decide hacer su vida en
Long Island, en una casita más bien humilde. Su vecino tenía una mansión
esplendorosa y ofrecía fiestas increíbles cada fin de semana, a las que iba
cualquier cantidad de personajes. Pero nadie tenía conocimiento realmente de
quién era Gatsby, el anfitrión de tan lujosos y extravagantes eventos, que ni
siquiera parecía tener interés en el desarrollo de los mismos; existían muchas
habladurías respecto a su historia y al origen de su riqueza.
Ahora, Nick
tenía también otros vecinos: su prima Daisy y su esposo, Tom Buchanan, un
atleta proveniente de una familia adinerada. Nick no tardó en darse cuenta de
que Tom tenía un romance con la señora Myrtle Wilson, quien, a su vez, era esposa de
un mecánico. Al frecuentar la casa de Daisy, Nick conoció a la joven Jordan
Baker, con quien tuvo un romance más bien discreto a lo largo de la
novela.
Gatbsy buscó
entonces entablar contacto con su vecino, Nick, al enterarse de que este era primo
de Daisy: sólo quería que le ayudara a volver a hablar con ella, pues, hacía
algunos años, antes de que él se fuera para la guerra, ellos se habían
enamorado, pero su familia no le permitió establecer una relación con un simple
soldado. Por lo tanto, un muchacho de cuna humilde como Gatsby, al ver que le
arrebataban la posibilidad de ser feliz junto a Daisy, decidió partir para buscar cómo lograr convertirse en un hombre realmente digno de ella.
Al
regresar, entonces, la encontró ya casada, e incluso con una pequeña hija. Fue
así como se estableció en la mansión más maravillosa de todo Long Island, se
adornó con todas las riquezas y extravagancias posibles para llamar la atención
de su amada y, justo por este motivo, ofrecía el tipo de fiestas al que ya me
referí: todo para volver a verla, para volver a hablar con ella y ofrecerle
todo lo que ahora tenía, sólo para poder estar con ella.
Nick
accedió a facilitar el primer encuentro entre Gatsby y Daisy, invitándoles a
tomar el té en su casa (sin que ella supiera de la presencia de Gatsby, claro).
Después de un encuentro lleno de nostalgia e incomodidad, Daisy accedió a
visitar su mansión. Allí demuestra con exagerada suficiencia que se encontraba
maravillada con todas las cosas que poseía Gatsby (tanto así que llega a llorar
sobre sus camisas porque eran “hermosas”). Y, sí, ella también le fue entonces
infiel a Tom.Escena de la adaptación cinematográfica de 2013.
Tanta
cercanía sólo podía generar problemas. Daisy y Gatbsy se tornaron demasiado
evidentes con su romance, de lo cual claramente se enteró Tom. Este, indignado,
propició un escenario bastante incómodo en el que decidió enfrentarles y saca a
la luz el secreto de que Gatsby tenía tal fortuna sólo debido a nexos con el
contrabando. Daisy no se define frente al asunto.
Camino de
regreso, Daisy volvía junto a Gatsby conduciendo su auto, en un estado de
alteración que le lleva a atropellar a una mujer en el camino, la cual murió
después del accidente: Myrtle Wilson, amante de su esposo. Según comentó a
Nick, este estaba dispuesto a asumir toda la culpa para que Daisy no sufriera
las consecuencias. De todos modos, Tom hizo lo suyo y, de alguna manera, el
señor Wilson, al enterarse de que el auto que atropelló a su mujer era de
Gatsby, dedujo que este era su amante y decidió inmediatamente asesinarle,
suicidándose inmediatamente después.
😎Personajes a resaltar:
Jay Gatsby 💕(que no es su nombre real –antes fue James
Gatz): un sujeto de cuna humilde, con una infancia y adolescencia bastante dura
en temas económicos. Aparentemente vive tratando de superar dicha situación y
tener una vida cómoda. Considero que su porcentaje de autoestima a raíz de esta
causa era enorme, cosa que haya llegado a enceguecerse tanto como para buscar,
por cualquier medio posible, enriquecerse SÓLO para ser “el indicado” para
Daisy.
Así, hizo
todo lo que estuvo a su alcance para conseguir la riqueza que deseaba, pero no
para él sino para complacerla a ella. Eso, en sí, puede que sea absurdo, pero
hay que reconocer que, de una u otra manera, lo logró, y lo logró con creces. Era
su meta y, por ese sólo hecho, no considero que sea dado criticarla.
“Cuando fui a despedirme vi que la expresión de perplejidad había vuelto a la cara de Gatsby, como si acabara de sentir una duda levísima acerca de la calidad de su felicidad presente. ¡Casi cinco años! Incluso aquella tarde tuvo que haber algún momento en que Daisy no estuviera a la altura de sus sueños, no tanto por culpa de la propia Daisy, sino por la colosal vitalidad de su propia ilusión. Su ilusión iba más allá de Daisy, más allá de todo. Y a esa ilusión se había entregado Gatsby con una pasión creadora, aumentándola incesantemente, engalanándola con cualquier pluma que cogiera al vuelo. No hay fuego ni frío que pueda desafiar a lo que un hombre guarda entre los fantasmas de su corazón”.
Daisy Fay Buchanan 😒: el personaje que más odié de toda la novela.
Una mujer extremadamente egoísta, pusilánime e irresponsable, quien sólo tenía
interés manifiesto en el dinero, el prestigio y no asumir absolutamente nada
por su propia cuenta; persona inconsecuente e inestable, a quien su esposo
trata como un trofeo. El nivel de descaro en el actuar de este personaje es
indescriptible. Era de esperarse que no iba a ir al funeral de Gatsby, pero, de
todas maneras, eso no deja de doler.
“Mientras expresábamos nuestra admiración, Gatsby siguió sacando camisas y el suave y suntuoso montón fue cobrando altura: camisas a rayas y con arabescos y estampados de color coral, verde manzana, lavanda y naranja claro, con monogramas de un tono añil. De repente, entre ruidos ahogados, Daisy hundió la cara en las camisas y empezó a llorar sin consuelo.
—Son unas camisas tan maravillosas —sollozó, y los pliegues, la tela, le apagaban la voz—. Lloro porque nunca había visto unas… unas camisas tan maravillosas”.
Tom Buchanan 😬: otro personaje sumamente odioso y, a mi
parecer, muy icónico debido al estereotipo que representa: el macho,
deportista, racista, blanco, alto y que, por ese mismo hecho, creía que podía
pasar por encima de todo y de todos, y, entre tanto, que las mujeres también
hacían parte de su dominio. Concreta la idea de la materialización de la mujer
y la exhibe con orgullo.
“No podía perdonarlo ni demostrarle simpatía, pero entendí que, para él, lo que había hecho estaba completamente justificado. Sólo era desconsideración y confusión: Tom y Daisy eran personas desconsideradas. Destrozaban cosas y personas y luego se refugiaban detrás de su dinero o de su inmensa desconsideración, o de lo que los unía, fuera lo que fuera, y dejaban que otros limpiaran la suciedad que ellos dejaban…”.
Myrtle Wilson: la amante de Tom Buchanan, que, en lo poco que
se cuenta, también fue víctima de maltrato físico por parte de este. Su esposo,
George Wilson, también era una persona sumamente inestable y posesiva, quien
perdió la cabeza cuando se enteró de su infidelidad.
Jordan Baker: la joven golfista, amiga de Daisy, que resultó
saliendo con Nick y, efectivamente, cansándose de él. Se mostraba un poco más
reflexiva e inteligente que su amiga, aunque también con ciertos tintes superficiales
que, finalmente, terminaron siendo manifiestos. Una de las conversaciones que
más recuerdo de la novela fue la siguiente, que tuvo con Nick:
“—Pero fuiste tú el que me dejó —dijo Jordan de improviso—. Me dejaste por teléfono. Ya no me importas lo más mínimo, pero aquello fue para mí una nueva experiencia, y durante un tiempo me sentí un poco desorientada.
Nos estrechamos la mano.
—Ah, ¿te acuerdas —añadió— de una conversación que tuvimos una vez sobre conducir un coche?
—No, no me acuerdo.
—¿No dijiste que un mal conductor sólo está seguro hasta que se encuentra con otro mal conductor? Bueno, pues yo me encontré con otro mal conductor, ¿no? Quiero decir que, si me equivoqué tanto, fue por mi propio descuido. Creía que eras una persona bastante honesta y sincera. Creía que ese era tu orgullo secreto.
—Tengo treinta años —dije—. He rebasado en cinco años la edad de mentirme a mí mismo y llamarle a eso honor.
No me contestó. Enfadado, medio enamorado de ella y tremendamente dolorido, di media vuelta y me fui”.
Nick Carraway: no podría defender la idea de que sea el
personaje con mayor juicio entre los demás, pero tengo que rescatar muchas de
sus reflexiones, de su sensibilidad y de sus motivaciones para realizar interacciones
dentro de la historia. Apreciaba realmente a Gatsby (a pesar de que le costara
tanto confiar en él y en su extraña historia) y le consideraba su amigo, y se
comportó de acuerdo con ello.
Creo que,
teniendo este contexto, me es dado justificar lo que anteriormente señalé y
hacer énfasis en que el vacío era una constante en la vida de todos estos
personajes. Si bien la figura de narrador daba un poco más para que a Nick se
le considerara como el más “cuerdo” de todos, este tampoco se salva de lo
inevitable.
Entiendo
que esta trama pueda parecer simplista o predecible a algunos,
pero me quedo con la impresión de que es una novela escrita con una finura
inigualable. Me agrada (a pesar de que me enoja) el cliché de los personajes y
los estereotipos que representan (y que, ay, ¡por favor! esto todavía es muy
vigente), y me resultó una lectura muy hermosa y bien dotada de sensibilidad.
Así, sería ese el parámetro a revisar, primero (además del contexto que resumí
previamente), antes de saber si este libro puede agradar al lector.
Y bien,
como decía, me quedo con el trasfondo que hace, incesantemente, referencia a
los fines y las metas que cada cual se plantea. Pusilánimes, insensibles,
determinados o crueles, tenemos la potestad de elegir, abandonar, retomar y
usar los medios que deseemos para llegar a cualquier “luz verde” que
consagremos en nuestro horizonte.
“Y, allí, pensando en el viejo mundo desconocido, me acordé del asombro de Gatsby cuando descubrió la luz verde al final del embarcadero de Daisy. Había hecho un largo camino hasta aquel césped azul y su sueño debió de parecerle tan cercano que difícilmente podía escapársele. No sabía que ya lo había dejado atrás, en algún sitio, más allá de la ciudad, en la vasta tiniebla, donde los oscuros campos de la república se extienden en la noche.
Gatsby creía en la luz verde, el futuro orgiástico que año tras año retrocede ante nosotros. Se nos escapa ahora, pero no importa, mañana correremos más, alargaremos más los brazos y llegarán más lejos… Y una buena mañana…
Así seguimos, golpeándonos, barcas contracorriente, devueltos sin cesar al pasado”.
© K. Sánchez
(04/03/22).
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